En 2012, AIVL produjo esta película sobre un productor de radio que pasó años mordiéndose la lengua por las opiniones estrechas del presentador de radio sobre las personas que se inyectan drogas. Pero cuando un acalorado debate en la fiesta de Navidad de la estación se sale de control, revela un secreto que lo cambia todo.
AIVL se dio cuenta de que era necesario comprender por completo cómo había surgido la visión que la comunidad en general tenía del consumo de drogas y de los consumidores de drogas. Sabíamos que, para contratar a una empresa de publicidad y esperar que comprendiera todos los matices del tema desde nuestra perspectiva, teníamos que proporcionarles un documento que les ofreciera el contexto adecuado.
El resultado fue un documento que ofrece un análisis histórico, político y social desde la perspectiva de las personas que se inyectan drogas sobre cómo evolucionó la "Guerra contra las Drogas" y cómo impacta en las vidas de las personas que se inyectan drogas hoy en día: ¿Por qué no discriminaría a todos ellos? Un informe sobre el estigma y la discriminación hacia la comunidad de usuarios de drogas inyectables.
Armados con un conocimiento más profundo de la historia de la demonización de las personas que se inyectan, AIVL se propuso encontrar una empresa de publicidad, la empresa adecuada para ayudarnos a diseñar y ejecutar una campaña de educación pública. Pensamos que esto sería un desafío, hasta que vimos el trabajo de una agencia de Adelaida llamada FNUKY.
Tardes con Max Marshall
El trabajo y el enfoque de FNUKY nos convencieron, así que les enviamos nuestro informe. FNUKY entendió lo que queríamos lograr y creyó en ello. Su compromiso, pasión y energía hicieron que nuestra tarea fuera mucho más fácil. En ese momento teníamos poca idea de qué formato tendría la campaña; hasta que FNUKY sugirió un cortometraje. Sabíamos, a partir de la investigación de mercado, que tendríamos que abordar el tema de una manera muy suave y no amenazante.
Si bien Tardes con Max Marshall es adecuada para el público en general, dirigimos la película a un sector específico de la comunidad: los jóvenes en educación postsecundaria y terciaria.
Esta no es una película contundente ni de tono directo; fue diseñada para ser una película suave y que invite a la reflexión, que promueva el debate y las conversaciones sobre el uso de drogas inyectables y, más importante aún, el estigma dirigido a las personas que se inyectan drogas.
¡Esperamos que disfrutéis de nuestra pequeña película que tiene un gran trabajo que hacer!